miércoles, 25 de abril de 2012

Resquicio y portazo

Hay veces en las que el paso del tiempo se vuelve lento casi inexistente. Nos parece que no pasa, minuto tras minuto vamos mirando el reloj y el resultado es casi el mismo. Sin duda es señal de que lo que estamos haciendo no nos gusta, ni tan si quiera nos entretiene.
Hoy, como ayer por la tarde, mi tiempo transcurre con la velocidad de un caracol. Llevo aquí un par de horas pero me parece mucho más. Ayer tuve un atisbo de esperanza, una pequeña gran sorpresa en forma de posibilidad. Hoy confirmo que sólo fue un espejismo, nada real y me alegro, en parte, por no haberme hecho ilusiones. Tengo que esperar, quiero conseguir lo mejor, pero lo necesito cuanto antes.
Demasiado poco claro, demasiado en el aire. No sé si me alivia, debería, si no para que tantas letras.

No hay comentarios :

Publicar un comentario