lunes, 21 de enero de 2013

Madrugones que envejecen

Creo que uno de los peores despertares de hay es aquel en el que se tiene un sueño terrible, y hoy lo he experimentado en mis carnes. Por motivos del proyecto secreto ayer me tuve que ir a dormir a las dos de la madrugada para terminarlo, sí o sí, no me quedaba otra. Me tuve que ir a dormir a esa hora tan intempestiva aún teniéndome que levantar hoy a las seis y veinte de la mañana.

Con esa explicación es comprensible lo que digo de que me he despertado con un sueño terrible. A eso le sumamos que es lunes, que me he despertado a las cuatro de la madrugada encontrándome mal y que hoy he llegado al trabajo un cuarto de hora tarde porque había una caravana fantasma en la ronda (de esas que te encuentras y luego hay un punto que desaparecen sin motivo). Mezclad todo eso y os podréis imaginar lo animado y vital que me siento esta mañana…

Es lunes y en esta mierda de día sólo espero poder pegarme una siesta de al menos una hora. Ah, y pienso irme a dormir pronto!

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