Ayer por
la tarde vi una película de terror, no una de esas de gore, sangre y vísceras,
más bien una de terror psicológico. Por suerte terminó bien y el final fue
feliz, por decirlo de cierta manera. La historia comienza con un chaval que está
obsesionado con llevar a su móvil hasta lo más avanzado, su preocupación es
tenerlo siempre el día. Y cuando ya ha conseguido eso para su móvil se le
ocurre hacer lo mismo con el de su novia. Él piensa que será sencillo, unas
cuantas investigaciones documentales en internet y listo, como en el otro.
Comienza a buscar y encuentra la manera de poner el mismo sistema que en el
suyo (aunque menos avanzado por que las características del móvil de su novia
no lo permiten). Así que después de hacer las copias de las aplicaciones, de
los contactos y de los mensajes de texto, se lanza a la aventura.
Desde el
comienzo todo empieza a complicarse, intenta modificarlo como el otro pero le
da error. De momento es un error que no implica nada más, cómo se produce antes
de modificar el corazón del teléfono no se modifica nada. Sigue buscando otra
manera, tiene que haberla. Encuentra un tutorial que parece serio, nadie se
queja en los comentarios. Lo hace y se instala la actualización. Llega la hora
de reiniciar, sale el logo de la marca y el modelo del teléfono. Pantalla en
negro… retroiluminada… continua la pantalla en negro… al final tiene que sacar
la batería para apagar el teléfono.
A partir
de aquí el nerviosismo se va extendiendo en su interior y la preocupación de
haber convertido el móvil en un ladrillo crece. Una y otra vez intenta encender
el aparato y ninguna de ellas pasa de la pantalla en negro retroiluminada.
Intenta hacer lo que ha aprendido con su móvil, dejarlo de fábrica con la versión
original, pero el móvil no inicia en el modo "download", necesario
para poder trastearlo desde el ordenador con el programa "Odin".
Regresa a la red, a buscar, a bucear por los foros, por las páginas de
tutoriales… encuentra una posible solución al tan temido "brick". Aún
hay otra manera de acceder al modo "download", desconocida para él,
una sencilla combinación de dos teclas con la batería retirada. Lo intenta…
funciona! La pantalla se enciende con la figura del androide Andy y bajo sus
pies se muestra la palabra "Downloading". Cruzando los dedos carga el
archivo en el programa "Odin" y le da a continuar. Aparecen unas
letras en Odin que van explicando el proceso. Finalmente la lucecita verde con
el "PASS" y el "Done".
El teléfono
se reinicia… contiene el aliento… el logo de la marca y del modelo… pantalla en
negro retroiluminada… el silencio es roto por la sintonía de Samsung y una
estela de luz blanca se desliza por la pantalla en un círculo hasta que la
palabra "Samsung" aparece. Exhala aliviado. Respira tranquilo, sabe
que ya está todo solucionado. Lo siguiente es el wizard de inicio de android y
a partir de ahí la configuración del sistema.
Esa
noche va a dormir aliviado, en unos días habrá olvidado lo mal que lo ha
pasado. Pero ha aprendido una gran lección: siempre hay que hacer una copia de
la ROM para poder recuperar desde el recovery.
Creo que
por un tiempo se acabó eso de estar trasteando el teléfono cada dos por tres. Se
acabó la obsesión.
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