lunes, 20 de abril de 2015

El día que hice jabones

Bueno, esta tarde traigo algo que tenía pendiente desde hacía muuucho tiempo. El cuatro de abril hice una nueva tanda de jabones y esta vez utilicé por primera vez agua destilada. Lamentablemente los tutoriales de internet no advierten sobre este hecho pero por suerte una amiga hizo un curso y una buena investigación y me advirtió sobre la necesidad del agua destilada para evitar depósitos de minerales en los jabones (aparecen como manchas blancas). Esta vez hice bastante más cantidad que la anterior, concretamente 1 l de aceite de oliva virgen extra. Utilicé una botella idéntica vacía para pesar a cero la báscula y después pesé la botella llena (así se resta el peso de la botella), en total pesaba 906 g. Para saber qué cantidad de cada ingrediente debía usar utilicé esta calculadora.
El resultado fue la siguiente lista:
  • 906 g de aceite de oliva virgen
  • 290.4 g de agua destilada
  • 112.9 g de sosa cáustica (Hidróxido de sodio, al >96%)
  • Aceite esencial de lavanda (lo hice en gotas, creo que fueron 100, si no me equivoco serían 50 ml, pero no estoy seguro. En sí usé el dispensador de gotas que venía y fueron 10 cargas)
El proceso fue muy simple. Se pone el agua en un recipiente de vidrio o plástico (ojo porque se calienta mucho! nunca de aluminio!) y se echa dentro la sosa, nunca al revés porque podría salpicar. Removemos hasta que se disuelva por completo. En este momento podemos esperar dos o tres minutos hasta que baje la temperatura un poco. Lo ideal sería usar un termómetro y hacer la mezcla cuando ambas partes a mezclar (agua+Sosa y Aceite) tengan la misma temperatura. Para ello calentaríamos el aceite hasta los 40 ºC y esperaríamos a que el agua con la sosa bajase a esa temperatura. Pero yo no lo hice y no salieron mal.

Con ayuda de una batidora (yo lo hice con un minipimer) vamos vertiendo el aceite al mismo tiempo que batimos. una vez que hayamos incorporado todo seguimos batiendo. Tarda lo suyo hasta que comienza a ponerse más denso. Yo creo que en total estuve unos diez minutos. El momento adecuado (el punto de traza) lo veras claramente porque al levantar el brazo de la batidora (parada, claro, no queremos festival del salpicón) la mezcla dejará un reguero que se quedará marcado en la superficie. Ese es el momento oportuno para dejar de batir y añadir el aceite esencial. Mezclamos un poco más para que se reparta bien el aceite esencial y listo. Lo siguiente es meter la mezcla en moldes y arroparla bien con trapos para que no se enfríe demasiado rápido.
Pasadas 24 horas ya podremos pasar a desmoldar. Yo utilicé de moldes bricks de leche (en este caso de almendras) que de tamaño son bastante buenos. Me salió un lingote grande que partí en dos. A continuación cada parte la partí en varios jabones de un dedo y medio de grosor. En este punto el jabón tiene la consistencia de la mantequilla fría por lo que es muy fácil cortarlo.

Una vez cortados les añadí flores secas de lavanda para decorar en la parte superior. El siguiente paso es dejarlos curar durante cuatro semanas para que termine de reaccionar la sosa. Si los usásemos en este punto seguramente nos irritaría bastante la piel. Falta algo más de una semana para que yo pueda usar estos jabones pero de momento han quedado muy bien y ni han perdido color ni les ha salido ceniza (los depósitos de minerales). Y oler huelen estupendamente :D todo un éxito.

Animaos a hacerlos porque es muy fácil.


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