
En un ordenador de
sobremesa es fácil hacer el cambio porque al tener más espacio podemos ponerle
varios discos duros y tener el sistema en el SSD y los archivos en el disco
duro. Porque tener una sola unidad con mucha capacidad no es viable. Y es que
la principal pega de estos discos es su precio… en Amazon acabo de ver un disco
duro de 1 TB a 7.200 rpm por 50 €, mi SSD de 64 GB me costó 42€. Es decir, son
muy caros! Por eso merece la pena combinar un SSD para el sistema operativo con
un disco duro para el resto de cosas. Pero claro, en los portátiles lo que está
más extendido es un solo espacio para un disco duro de 2,5". Eso nos
obliga a decidir entre uno u otro, y claro… hoy en día 64GB no dan para nada… más
que para el OS, eso sí, por supuesto.
Pero como ya dije, la
solución pasa por renunciar a la unidad óptica del portátil, esa cosa que sirve
para leer CD y DVD y que yo no utilizo nunca (salvo para meter algún disco de
instalación). Venden unos adaptadores que pueden encontrarse entre 12 y 20
euros y que sustituyen a la unidad óptica. Dentro del adaptador se pone el SSD,
que queda conectado por SATA al portátil. De esta manera tenemos dos unidades,
la HDD y la SSD. A la hora de comprarlo hay que fiarse en el alto de nuestra
unidad, yo lo miré en las especificaciones de hardware de mi portátil, porque
la vendían en dos tamaños de altura 9.5mm y 12.7mm y la mía era la de 12.7mm.
Yo estoy a la espera de
recibir dicho adaptador, pero de momento ya he avanzado instalar eOS en el SSD.
Por otro lado ya me convenía hacer una instalación limpia.
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