
Vuelve el lunes con esa
sensación de que el fin de semana ha pasado entre mis manos sin notarlo, como
si fuera un trozo de tela fina y gaseosa que no consigo atrapar. Se presenta
ante mí una semana corriente de cinco días y la promesa de un fin de semana de
tres días (el lunes es festivo en mi trabajo). Atrás dejo dos días de descanso
en los que no he descansado, dos días para abstraerse en los que no me he
abstraído. Sólo he tenido nervios, estrés y preocupaciones. Espero que el ritmo
baje esta semana porque realmente no me imagino aguantar esto durante muchos días
más… En mi cabeza me voy repitiendo, como un mantra, que las cosas son más
sencillas, que no debo complicarme la vida y mucho menos estresarme pero… no
puedo, me veo atrapado en una situación que demanda saber más y más, engañado
con la posibilidad de que quizás existe esa opción perfecta y barata que nos
solucionará la vida… pero no, no aparece, nos frustramos, nos desesperamos y
seguimos buscando…
Hoy todo es gris, incluido
el día. Hoy es días para no salir de casa, quedarse en la cama o en el sofá y
ver algunas película tranquila.
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