lunes, 15 de septiembre de 2014

Rompe el círculo

Llega el lunes, el fin de semana pasa. Mediados de septiembre, otro mes (el primero post-vacaciones) que comienza a desvanecerse… Me acosan deseos, ideas, pensamientos de cosas que quiero tener y no tengo y que probablemente no tendré. La sociedad consumista en la que vivo inmerso me hostiga con flashes publicitarios que intentan convencerme de que necesito un coche que me haga disfrutar de la carretera, un móvil nuevo que hace cosas increíbles o un ordenador ligero y potente que me resolverá la vida y me dará un trabajo que me hará rico. Mierda, mierda preciosa y reluciente chapada en oro y con precio de diamante. Un 20% más rápida, un 20% más ligera, superior… la mierda que quieres, la mierda que necesitas! Vende a tu mujer y a tus hijos por esa mierda, la mejor mierda que jamás has tenido…

Estos pensamientos y estas ideas nos apartan del camino recto, nos alejan de aquello que realmente es importante y nos relegan a una superficialidad y a un devenir de la vida superfluo y pobre. No necesito la última mierda chapada en oro más rápida y más ligera; necesito aquello que ya tengo: personas que me importan y a las que importo y por las que merece la pena seguir teniendo fe en la vida.

Tyler Durden nos diría: "Somos consumidores, tenemos un estilo de vida obsesionado por los productos, crímenes, asesinatos, pobreza, eso no me concierne, lo que me concierne son las revistas de celebridades, la televisión con 500 canales, el nombre de un sujeto en mi ropa interior."

Rompe el círculo.

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