Fin de semana con un final inesperado y amargo, el falso documental de Jordi Évole me dejó bastante tocado… reconozco que no he tenido la intuición (y sí la credulidad) de verlo venir, de sospechar lo más mínimo. Y es que claro, acostumbrado al programa de Salvados, con su seriedad y rigor (supuesto, a partir de ahora) cómo iba yo a pensar que me la estaban metiendo doblada! A medida que avanzaba el documental cada vez iba flipando más… y al final me quedé con cara de tonto (supongo que a muchos les pasó). Me fui a dormir bastante indignado, sabiendo que me habían tomado el pelo y que realmente la verdadera conspiración detrás del 23F todavía quedaba sin salir a la luz…
En fin, intentaré
quedarme con lo positivo: la evidencia de la capacidad de los medios para
engañarnos, cosa que hace que tengamos que ser más críticos y evaluar mejor la
información antes de tomarla como cierta. Por mi parte me quedo con la espinita
y creo que no voy a poder volver a ver un trabajo de Jordi Évole sin dudar de
la historia que nos cuente. Es lo que pasa cuando gritas que viene el lobo…
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