jueves, 24 de mayo de 2012

Apagar la radio

Cada día escucho la radio de camino al trabajo, esa media hora (o tres cuartos) me pongo al día de las noticias. Día tras día es lo mismo, la crisis, lo mal que está España, el fantasma del rescate financiero, los escándalos de malversación… y la cosa parece no avanzar en otro sentido que no sea el negativo. Para acabarlo de arreglar el lunes vi el programa "Salvados" de Jordi Ébole que iba, precisamente, sobre la posibilidad de que España tenga que ser rescatada y sobre cómo le había ido a Grecia después de dos rescates. El panorama que dibujaba era para pegarse un tiro o para echar a correr y no mirar atrás.

Resulta que Grecia, según las gentes de a pie que eran entrevistadas, se había dedicado a garantizar el pago de la deuda y había dejado en segundo (o en tercer) plano todas las cuestiones sociales. Con un paro muy elevado y un aumento de los impuestos (llegando a pagar un 23% de IVA hasta en productos de primera necesidad) la gente estaba al límite y los suicidios se propagaban como única salida. Y lo peor de todo es que al explicar cómo fue el proceso uno se daba cuenta de que nosotros vamos por el mismo camino. Allí llegaron a reducir el salario de los funcionario entre un 25% y un 35%... no sé si hice bien en verlo porque me di cuenta de lo realmente jodidas que están las cosas y de lo poco que nos falta para que todo se vaya a la mierda.
Porque una cosa hay que tener clara, al gobierno sólo le importa la imagen que tiene el país para los mercados. Eso quiere decir que si para que se le dé crédito y fluya el dinero tiene que encargarse de priorizar el pago de la deuda (incluso de la privada, como hacen lo griegos) sobre las prestaciones sociales no lo dudará un segundo. Y para muestra un botón, sólo hay que ver las medidas que han ido tomando… y las que faltan por tomar, mañana es viernes… a ver qué se les ocurre.

Así que me he decidido a quitar la radio y poner música. Algo tranquilo, la OST de ESDLA y dejar de pensar durante un rato en toda esa mierda. Porque está claro que no puede ser bueno escuchar de buena mañana tanta mala noticia. Estoy segurísimo de que hay noticias buenas, cada día ocurren y se descubren cosas que nos pueden hacer sonreír y tener la esperanza de que el mañana será mejor.

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